Embarazo adolescente, violencia obstétrica, falta de control, aborto legal y clandestino. Rodrigo Mercado, Lic. En Obstetricia, nos explica en esta entrevista lo difícil que son estos cambios en una mujer y la importancia de explicarle qué se le está haciendo a su cuerpo y para qué, cuando es asistida.
Mercado trabaja en el Hospital Dr. Diego Paroissen de La Matanza, al cual concurren mujeres por embarazos patológicos. Allí el número de partos es menor a los de cualquier otro hospital, ya que hablamos de derivaciones en casos donde la madre o el hijo corren algún riesgo. En muchos casos, las mismas no se realizan controles previos hasta llegadas las contracciones finales y esto puede poner en riesgo la salud de la paciente, su bebé y de quien la asiste.
Algunas llegan muy jóvenes a la sala de parto y esto mismo conlleva a tener ciertos recaudos, tanto por la paciente como por su hijo. Pero más allá de la edad, la desinformación que existe antes, durante y después del embarazo implica un peligro para sus vidas. A pesar de la situación socioeconómica en la cual se encuentren, los profesionales que las acompañan deben cumplir con su trabajo lo mejor posible. Sin embargo, son varios los casos de violencia durante la atención o donde las condiciones edilicias de los hospitales imposibilitan una mejor contención durante este proceso.
Mercado presencia a diario muchos de esos casos y nos contó, desde su experiencia, cómo es ese mundo que habitan las mujeres durante el embarazo y el trato de los profesionales con las pacientes.
¿Cómo son las pacientes a que atendés y tu vínculo con ellas?
Tanto acá como en el anterior hospital donde realicé mis prácticas, el Hospital Evita Pueblo de Berazategui, me gustan mis pacientes porque reseprentan un desafío. Si una mujer consulta un hospital público es porque ni ella ni su familia puede acceder a una medicina prepaga, obra social o de forma particular. Muchas veces es el único momento que la mujer entra en contacto con el hospital, ya sea en el control pre natal o directamente en el parto y allí aprovechamos para realizarle todos los estudios.
Es un desafío generar un vínculo con este tipo de pacientes. Vienen de situaciones muy complejas y muy distintas a las nuestras. La mayoría de ellas no llegan en buen estado, tanto físico como mental. Tratamos que su experiencia por el paso del hospital sea buena y que se lleve algo para el día de mañana como consejos para cuidar su salud, métodos anticonceptivos, información para el cuidado del bebé y de ella misma.
¿Llegan muchos casos de embarazo adolescente?
En La Matanza tenemos muchas pacientes adolescentes. En Berazategui también, pero se nota más en el Paroissien al tener una población más densa. En el hospital donde actualmente trabajo es de derivación de alto riesgo y un embarazo adolescente es precisamente eso. Tratás con una persona aun en formación, de una inmadurez tanto a nivel corporal como psicológico. La problemática del embarazo adolescente es muy grande, y estas chicas cargan además con otras cuestiones sobre sus hombros.
¿Cómo llevan adelante los casos de embarazo en chicas tan jóvenes?
Hace poco tuve una paciente de 14 años, Emilce, quien tuvo su primer embarazo. Fue un caso donde se realizó todos los controles pertinentes. Además, le brindamos información acerca de métodos anticonceptivos y nos escuchó durante todo el tratamiento. Lamentablemente, hay pacientes que son más resistentes en esos casos, pero las más jóvenes suelen escucharnos bastante. Muchas chicas de esta edad no van a la escuela, ya sea porque no las mandan, porque no pueden, porque tienen que salir a trabajar. Es muy complejo.
En su mayoría vienen de familias donde las mujeres fueron madres desde muy chicas y ellas también llevan esa experiencia. Es por eso que siempre tenés que abocarte a la paciente de acuerdo a su realidad. Ver a muchas adolescentes embarazadas te hace dar cuenta que hay algún problema. Atención hay, porque todas llegan al hospital aunque no se hayan realizado ningún tipo de control previo. Existen salitas que acercan el sistema de salud al barrio de la paciente. Sin embargo, sí tenemos todo esto, ¿por qué llega la chica embarazada? No tenemos un sistema que contenga a esta población ni que brinde educación sexual a los chicos.
¿Permiten pasar a la pareja o algún familiar en la sala de parto?
Según la Ley de Parto Respetado, tiene derecho a pasar la persona que la mujer quiera que pase. Por eso la Organización Mundial de la Salud instaura la maternidad segura y centrada en la familia, es decir que la maternidad esté acondicionada para que el trabajo de parto se puede realizar con un acompañamiento y en las condiciones que la paciente lo requiera. Esto quiere decir que si la paciente quiere, por ejemplo, puede estar sentada, acostada, parada, escuchar música durante el proceso, etc.
En la práctica, ésto sucede en lugares contados con los dedos de una sola mano. La mayoría de los hospitales no están preparados para que se puedan dar estas condiciones. Donde yo trabajo atendemos muchas pacientes y en la sala donde la mujer tiene su trabajo de parto es una habitación muy chica con tres camas. Imaginate que haya tres mujeres, en camisón, sin ropa interior y cada una desea hacer pasar a un familiar. Yo no estaría respetando la privacidad de la paciente de al lado. No tengo una habitación privada, cortina o ni si quiera un biombo.
¿Te tocó presenciar algún caso de violencia obstétrica?
Es un tema bastante grande que debe tratarse y que muchas veces llega a ser muy sutil establecer qué es o no es violencia obstétrica. No es excusa decir que a veces los profesionales estamos sobrepasados de trabajo y que estamos en guardias de 24 horas sin parar. Pero soy consciente de que los niveles de cansancio y tolerancia son sobrepasados.
Yo trato de dirigirme con respeto siempre y explicar a la paciente qué es lo que se le está haciendo, por ejemplo, desde cargarle un suero, aplicar alguna medicación o hacer un tacto. Todo se lo explico y le digo por qué lo hago. Omitir información es también una forma de violencia, porque la paciente no sabe qué le están haciendo a su cuerpo.
Caso contrario se ve en parteras que llevan muchos años en la profesión, donde no explican nada y de quienes es más habitual escuchar comentarios típicos como “báncatela” o cosas así. No de forma directa a la paciente, pero entre los profesionales he escuchado comentarios como “escuchá como grita y bien que se lo buscó”. Llevan más de 20 o casi 30 años en la práctica y quieren terminar con un parto y listo. Existe ese pensamiento, “si a vos no te importa tu hijo, ¿por qué me tiene que importar a mí?”. No digo que no haya casos que no me molesten, pero no es la forma de dirigirse tampoco a ninguna paciente.
¿Por ejemplo qué casos son los que pueden que te molesten?
Cuando llega una paciente con trabajo de parto sin controles previos. Para nosotros es como una bomba de tiempo porque no sabemos con qué nos podemos encontrar, cómo se encuentra ese chico y en qué circunstancias está la madre. Algún fluido de la madre es una potencial fuente de infección para nosotros.
Entonces vos al no tener un historial clínico de la madre, o una ecografía del chico, no sabemos el tamaño, o si tiene algún problema o malformación, vos no sabés cómo proceder de forma adecuada. “¿Por qué no te controlaste durante el embarazo? “, le decimos, pero ya estás en cierta forma con otro humor. Es algo que tenemos que evitar. Muchas veces no se controlan porque no pueden, no quieren o no les importa, pero nosotros no podemos juzgarla en ese momento. Hay que asistirla.
¿Te tocó asistir partos de mucho riesgo?
Son frecuentes los casos de cesáreas que ponen en riesgo la salud tanto de la madre como del hijo, sobre todo en casos donde ya se han realizado más de una. Se predispone a ciertas anomalías y la placenta, por ejemplo, puede quedar adherida a la cicatriz. Esto puede generar hemorragias e incluso derivar en la muerte de la paciente. Por suerte no tuve ningún caso de fatalidad, pero si un caso de una madre que ya llevaba su quinta cesárea. Tuvo un acretismo, la placenta se adhirió de forma profunda a la pared del útero y la paciente terminó histerectomizada, es decir, se le extirpó el útero.
Sobre todo en los casos de cesárea se les brinda a las pacientes consejería acerca de métodos anticonceptivos para poder evitar este tipo de riesgos. En el hospital donde trabajo lo que se hace también es la ligadura post parto. Es una operación y si la paciente lo prueba, inmediatamente después del parto se realiza ese procedimiento. Bajo la Ley de Anticoncepción Quirúrgica el único consentimiento que se requiere es el de la paciente. En muchos casos no se lo realizan porque el marido no quiere, y porque estos quieren seguir teniendo hijos. Pero nosotros siempre enfatizamos que quienes deciden son ellas.
En cuanto a la autonomía de la mujer en donde trabajás ¿Qué me podés decir acerca del aborto?
En el hospital donde trabajo se realiza la Interrupción Legal del Embarazo (ILE). Son pacientes que ingresan a través de Servicio Social donde manifiestan que por determinada circunstancia no pueden llevar a cabo dicho embarazo. Los motivos suelen ser, por ejemplo, por algún caso de abuso. Servicio Social toma las medidas pertinentes y si se establece que esto es así, se le garantiza la interrupción gratuita del embarazo, que generalmente se realiza hasta la semana número 14.
Sin embargo, llegan casos de abortos practicados de forma clandestina y el seguimiento de los mismos lo realiza un ginecólogo. Es un tema recurrente y por este motivo estoy a favor de la legalización de esta práctica, porque estoy a favor de los derechos de la mujer, de la autonomía de cada persona con respecto a su cuerpo.
Es importante para la mujer en primera instancia y para quienes atraviesan un período de donde no saben qué hacer o a quién recurrir. Ni hablar de estas mujeres en situación de vulnerabilidad quienes se encuentran acorraladas muchas veces. Si va al hospital corre el riesgo de ser denunciada, si van a un lugar clandestino ponen en riesgo su vida. La paciente sabría dónde pedir ayuda y podría ser asistida por profesionales que le brinden mayor seguridad. Las complicaciones son mínimas y se puede tratar ambulatoriamente. Es necesaria la legalización de esta práctica, es ampliar derechos. Nadie debe ser policía de los cuerpos de otros.